– Está demostrado que eres un ferviente defensor del romanticismo aplicado a la empresa; ¿nos podrías poner un ejemplo de cómo un/a joven emprendedor/a puede hacerlo en su empresa?
– Crea una cultura basada en valores fuertes, especialmente al empezar tu proyecto. Sueña en grande y mantente fiel a tu objetivo. Estudia los datos, pero ten la valentía de desafiarlos. Pon a las personas en primer lugar, siempre. Haz las cosas con amor y por amor. Ten presente que tu empresa aporte siempre un sentido a los negocios. Tu trabajo no consiste solo en entregar bienes y servicios para satisfacer necesidades; tu trabajo es inspirar a tus colegas, colaboradores, clientes y a la sociedad en general. Tu trabajo es hacer que las personas sean más humanas.
Tim Leberecht, consultor en innovación y emprendedor de referencia, dedicó una charla TEDx a concienciar sobre la necesidad de crear un nuevo “humanismo radical” en un “negocio romántico” que celebre la curiosidad y honestidad de las personas y no sólo la mera eficiencia. Para hacerlo posible, propone 4 principios para la construcción de esas organizaciones, que resumimos a continuación.
Hacer lo innecesario
Acciones sorprendentes que realmente “no hacen falta” pero provocan alegría e ilusión. Por ejemplo, recompensar a los trabajadores con un bonus “porqué sí”, celebrar una fusión con una empresa lanzando un número absurdo de globos al aire etc. Cosas que también puedan dejar perplejos al público externo.
Crear intimidad
A partir de pequeños momentos de unión con otras personas. Que en un sitio de trabajo estemos mega conectados los unos con los otros, no significa que tengamos una relación íntima. Lo ejemplifica con una empresa que montó un evento sobre igualdad de género. Pero antes de llevarlo a cabo, los organizadores y el resto de la plantilla se reunieron en un sitio lúdico para tener un debate sobre el tema y compartir el punto de vista de cada uno. También apuesta por quedar fuera del trabajo en un entorno donde no haya jerarquías que dificulten las relaciones.
Ser feo
Sí, aunque suene raro. Éste se traduce en mostrar las cosas tal como son y acostumbrarnos a hablar con honradez con nuestros compañeros de trabajo. Por supuesto, dentro de lo que el sentido común nos permita. Pero, como él dice: que una oficina no tenga que parecer un complejo turístico para tapar las cosas menos bonitas.
Permanecer incompleto
Básicamente, para siempre poder tener ideas que nos hagan ir a mejor. Más que esforzarnos en estarlo es reconocer nuestra imperfección y no dejar de perseguir ese “ideal”. Para ello, apuesta por las reuniones tipo asamblea a la hora de proponer soluciones que nos ayuden a “llenar”.
Leberecht añade que estos 4 principios son cualidades que también apreciamos en nuestro hogar, porque concibe la empresa humanista de esa manera.
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